TFP – Terapia centrada en la transferencia
La Psicoterapia Centrada en la Transferencia (TFP) es una forma específica de psicoterapia que se utiliza a menudo en el tratamiento del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP). Fue desarrollada por Otto F. Kernberg y sus colegas como una adaptación de la terapia psicodinámica.
La TFP parte de la premisa de que las personas con TLP suelen tener dificultades para establecer y mantener relaciones estables, y pueden experimentar emociones intensas e inestables. La terapia se centra en abordar la cuestión central de las alteraciones en las relaciones objetales, que se refiere a cómo los individuos perciben y se relacionan con los demás.
Uno de los conceptos clave de la TFP es la idea de transferencia. La transferencia se refiere a la reorientación inconsciente hacia el terapeuta de los sentimientos y emociones que los individuos tienen hacia personas significativas en sus vidas. En la TFP, el terapeuta se involucra activamente en la transferencia y la interpreta, ayudando a la persona a comprender sus patrones de relación y cómo estos patrones pueden estar relacionados con sus experiencias pasadas.
La TFP suele consistir en sesiones semanales de terapia individual, y el proceso terapéutico puede dividirse en tres fases:
- Diagnóstico y contrato: El terapeuta y el individuo trabajan juntos para establecer un contrato terapéutico, fijando objetivos y directrices claras para el tratamiento. El terapeuta también lleva a cabo una evaluación detallada para comprender los conflictos internos del individuo, las relaciones objetales y los patrones de transferencia.
- Exploración de la transferencia: El terapeuta ayuda al individuo a reconocer y explorar las reacciones de transferencia que surgen dentro de la relación terapéutica. A través de la interpretación y la clarificación, el terapeuta ayuda al individuo a comprender cómo sus experiencias pasadas influyen en sus relaciones y reacciones emocionales actuales.
- Integración y resolución: Esta fase se centra en la integración de los conocimientos adquiridos a partir de la exploración de la transferencia en la vida cotidiana del individuo. El terapeuta ayuda al individuo a desarrollar formas nuevas y más sanas de relacionarse con los demás y de gestionar sus emociones.
El objetivo general de la TFP es mejorar la capacidad del individuo para establecer y mantener relaciones estables, regular sus emociones y desarrollar un sentido más coherente y estable de sí mismo. Pretende reducir los comportamientos impulsivos, las tendencias autodestructivas y las dificultades en las relaciones que suelen asociarse al TLP. Es importante señalar que la TFP es un enfoque terapéutico especializado que requiere una amplia formación y experiencia. Suele estar a cargo de profesionales de la salud mental con experiencia y conocimientos en el trabajo con TLP y terapia psicodinámica.